domingo, 20 de septiembre de 2015

Capítulo 17

-Claire si no te apuras te prometo que me voy sin tí-

Salté y dejé la factura donde la había encontrado nada más escuchar la voz de mi amo. La voz de Jayce Blydon.

Sonreí al pensar que por fin sabía su nombre.

-¡Voy!- Me apresuré a ir a buscarlo en la entrada y ahí estaba, apoyado contra la pared con los brazos cruzados sobre el pecho y la cara alzada hacia el techo. Parecía ido. -Quiero agradecerle al señor River por su obsequio- El amo bajó la cabeza y me miró unos segundos.

-Le haré llegar tu agradecimiento- Abrió la puerta y salió. Sonreí para mí misma y salí tras él.

Al llegar al restaurante que quedaba en el mismo resort J se excusó antes de entrar.

-Creo que he dejado la billetera en el auto, ya regreso, ve pidiendo una mesa-

Asentí y cuando iba entrando me tropecé con un cuerpo alto. Me había golpeado la frente contra su pecho, pero sus manos habían tomado mis hombros antes de que me caiga.

-Claire- Sus ojos verdes esmeralda mostraban sorpresa.

-Connor- Sobé mi frente, eso me pasaba por torpe. Me sonrió divertido y volví a sorprenderme de la perfección de sus dientes.

-¿Quién es esta jovencita?- El hombre de cabello castaño oscuro como el de Connor que estaba parado a su lado habló, mirándome de arriba abajo.

-Seguro es una de sus compañeritas- Dijo con fastidio una mujer de cabello negro largo y liso a su lado que se acercó y tomó su brazo con posesión.

-De hecho, no es mi compañera- Informó el chico alto. -¿Viniste sola?- Frunció el ceño, revisando si había alguien a mis espaldas.

-Seguro que vino con sus padres- Hasta yo podía notar que la madrastra de Connor era insoportable. -Amor, ¿Ya podemos irnos? Tengo cita en el spa- Hizo un puchero hacia su marido.

-Soy huérfana- Aclaré agachando la mirada. La expresión de sorpresa del hombre rápidamente se tornó en una de lástima. Se notaba que nadie sabía que decir, pero la mujer parecía inmune a sentimentalismos y puso los ojos en blanco.

-¿Amor?-

-Sí cariño, ya nos vamos. Hijo, despídete de tu amiga y nos vamos- Sin esperar respuesta, guió a la pelinegra a la salida.

-Nos vemos luego Claire, espero que Maléfica no te haya asustado- Sonreí ante su comentario y me despedí con un gesto de mano.

Cuando el ojos verde se disponía a salir con su familia, el amo J entró con su habitual elegancia y frialdad, ni si quiera los miró pero no pasó desapercibido el escaneo que realizó la insípida mujer.

¿Es en serio? ¡Tenía a su esposo a su lado!

Me crucé de brazos indignada y esperé de pie hasta que el amo llegara a mi altura.

-¿Y a tí que te pasa?- Preguntó extrañado.

-Nada- Bajé rápidamente la cabeza, él solo terció una sonrisa divertida.

-¿Por qué no pediste una mesa?-

-Quería esperarlo-

-Okay, entonces...- Me señaló el camino para que vaya delante de él.

***

-¿Qué desean ordenar?- Cuestionó amablemente la camera de delantal y cabello rubio oscuro.

-A mí el especial y vino blanco por favor- La chica que no podía ser mayor a veinte años asintió y dirigió su atención a mí.

-Yo ehmm no sé- Dirigí la mirada al amo J por si él iba a pedir por mí.

-Tráele lomo en salsa de uvas-

-Enseguida- Anotó un par de cosas en su libretita negra con letras doradas y se fue.

-Odio comer en restaurantes- Se rascó su oscura cabellera con algo de fastidio.

-¿Por qué?-

-No puedo saber con que materiales preparan la comida- Dijo obvio.

-Pero es un lugar con prestigio, no se arriesgarían a utilizar cosas de mala calidad-

-No sabes lo que serían capaces de ahorra...- No pudo terminar la frase debido a que una voz femenina detrás mío lo interrumpió.

-Lamento interrumpir, pero hace un momento estaba sentada aquí y creo que se me ha caído un pendiente- Su liso cabello negro con cerquillo y sus labios pintados en rojo resaltaban su piel blanca que contrastaba a la perfección con su ceñido vestido negro.

La madrastra de Connor.

-No hay problema- Contestó cortésmente mi dueño.

-¿Será que puedo buscar debajo de la mesa? Me apena incomodar, pero era un diamante- Se colocó una mano en su protuberante pecho a modo de disculpa.

-Adelante- El amo le contestó con un gesto de la mano.

La sin duda atractiva mujer se inclinó sobre sus tacones aguja y comenzó a buscar por el suelo. Desde donde estábamos J y yo podíamos fácilmente tener una vista de como el vestido le hacía sobresalir sus curvas. Vi como los ojos de J inconscientemente siguieron el escote de su blusa.

-No está- El tono de voz de niña pequeña que usó me desconcertó, solo le faltaba hacer puchero. Se levantó ágilmente y sus senos rebotaron por el salto.

-Lo siento mucho- Contestó el amo con indiferencia.

-¿Te podría dejar este número por si tú tienes más suerte que yo y lo encuentras?- Sacó una tarjeta de su bolso y se la tendió, el amo J la aceptó y la guardó en su billetera. -Debido a que aún no hay muchas personas en el resort, supongo que nos estaremos viendo- Hizo un gesto con la mano despidiéndose y le dedicó una última sonrisa seductora a Jayce.

Connor se olvidó agregar la palabra "perra" a su descripción.

Una vez su presencia había desaparecido un silencio se instaló entre nosotros.

-Bon appetit- La amable mesera dejó los platos en cada lugar.

-Grazie mille- Una sonrisa le iluminó la cara a la rubia.

-Parli italiano?-

-È una delle lingue che io preferisco- Respondió el imponente hombre, con un italiano muy fluido a mi parecer. Creo que la chica le preguntó si hablaba italiano y él dijo que era uno de sus idiomas preferidos. ¿O dijo que le picaba la lengua? No sé, pero sin duda tenía que haberme esperado que con tal inteligencia él sepa más idiomas aparte del inglés.

La joven chica sonrió haciendo que se le achinaran los ojos y se fue. Me recordaba a Jev, por lo rubia y la manera que se le achinan los ojos. ¡Jev! Él podía salvarnos de morir de hambre.

-No está tan mal venir a comer a restaurante. ¿Eh?- Comencé como quien no quiere la cosa. Jayce pareció no darse cuenta de que tenía intenciones escondidas así que se limitó a encogerse de hombros y meterse un bocado a la boca. Masticó unos segundos y luego volvió la mirada a mí.

-No me emociona comer fuera- Esperé unos segundos, como si estuviera pensando lo que había dicho.

-Entonces, ¿Por qué no trae al chef que tiene en casa?- No mostré el grado de confianza que tenía con mi amigo, para no levantar sospechas, luego podía meterlo en problemas.

El amo me observó por unos segundos, entre cerrando los ojos, luego se metió otro bocado.

-Tal vez sea necesario, me gusta saber lo que como- Traté de no demostrar mi emoción.

-Aunque yo pienso que la comida de restaurantes como este es...- Observé la presentación de mi plato, solo con verlo sabía que era delicioso. -Sencillamente asombrosa- Terminé suspirando y me metí la primera cucharada a la boca.

***

Al día siguiente el amo había estado discutiendo vía llamada con unos accionistas de la empresa toda la mañana, al final tuvo que salir del departamento, mascullando algo sobre los costos de mercado.

Me había quedado sola y no sabía que hacer. Me preparé un sándwich con lo que había en la cocina y estaba a punto de tirarme a ver televisión en el sofá cuando de repente sonó el timbre. Fruncí el ceño extrañada y me dispuse a atender la puerta. Cuando la abrí me encontré con Connor sonriendo de oreja a oreja y tenía puesta una camiseta del mismo verde esmeralda que eran sus ojos.

-Hola- Saludó tímidamente.

-Hola- Respondí aún extrañada.

-¿Estás ocupada? ¿Interrumpo algo?- Preguntó de pronto preocupado.

-No, es solo que...- La sorpresa no me dejaba articular palabra alguna. -¿Cómo supiste donde me hospedaba?-

-Fue cuestión de suerte, le pregunté al recepcionista si había alguna chica como tú hospedada en este edificio y al decirle tu nombre buscó en los datos-

-¿Te hospedas en este mismo edificio?-

-Sí, pero por favor no metas en problemas a Louis- Me pidió mirándome a los ojos. -Me ayudó porque me conoce de cuando venía con mi mamá y por eso me confió tu número de departamento- Agachó la cabeza, sin duda lo ponía mal tocar el tema de su mamá.

-No te preocupes- De pronto me dí cuenta que aún estábamos parados en la puerta como bobos. -¿Qué te trae por aquí?-

-Uhm cierto- Se dió un golpecito en la sien. -Venía a preguntarte si, ya que por el momento parece ser que somos los únicos de esta edad por aquí, te apetecía hacer algo divertido juntos-

-¿Algo divertido?- No estaría mal, después de todo el amo siempre se tardaba cuando salía y más cuando se trataba de algo de la empresa. -¿Cómo qué?-

-Este...- Se rascó la parte posterior de la cabeza y se sonrió avergonzado. -No sé, ir a jugar tennis... ¿A la piscina?-

-No sé jugar tennis, mejor a la piscina-

-¿Sabes nadar pero no jugar tennis?- Terció con una sonrisa divertida bailándole en los labios. Me encogí de hombros, era lo único divertido que nos permitían en el orfanato, a veces nos llevaban a hacer natación para mantenernos en forma.

-Voy por mi traje de baño y vamos, si quieres-

-Está bien, no están muy lejos las piscinas y tienen toboganes- Anunció con un brillo infantil en sus ojos.

Fui a buscar el único traje de baño que había traído, cuando estaba en la mansión del amo le había pedido que me permita usar la piscina y él dijo que lo pensaría pero al día siguiente llegó con una bolsa con varios trajes de baño de diseñador dentro. A Orlando solo había empacado uno rojo que se ataba a cada lado de las pantis y el brazier era el más cómodo de todos los que tenía. Me lo puse y al verme al espejo me di cuenta que no podía dejar que Connor me viera solo con eso, así que me puse unos shorts de mezclilla y una blusa floja blanca por encima.

-¿Lista?- Asentí y una vez salimos cerré la puerta tras de mí sin seguro para entrar sin problemas cuando regrese.

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Queridas lectoras, lamento demorarme tanto en subir los capis, es que he estado indispuesta de salud y pronto termino unos estudios muy pesados. No pretendo pasarme de diva haciéndolas esperar ni nada, es solo que desde que wattpad me borro la obra perdí la constancia en escribir y tengo miedo de que no salga como antes. Es algo así como que me apago los motores y se me enfriaron todas las ideas que tenía para seguir esta historia que a más de sexo tiene la vida de esta chica y la personalidad complicada de este hombre. Ustedes probablemente me entiendan, así que yo las entenderé y pondré todo de mi para seguirla más seguido ahora que salí del hospital. Esta historia no muere, podrá haber desaparecido un millón de lectoras, haberse eliminado de wattpad, su escritora haberse apagado pero la historia y sus personajes siguen vivos.