lunes, 28 de diciembre de 2015

Capítulo 21

Los días habían pasado rápido. El amo parecía estar muy ocupado yendo a reuniones con sus socios y colegas del medio. Yo, por mi lado había pasado la mayoría de los días con Jev haciendo distintas cosas, me había demostrado como trabajar con sombras tornasol en la pintura, habíamos visto al menos un capítulo de todos los reality shows que pasaban en la televisión, me había enseñado a cocinar un par de cosas sencillas e incluso habíamos salido al parque o por ahí con Connor.

Una vez en que hacía buen clima afuera, el chico de ojos verde decidió darnos una pequeña clase de waterpolo, a lo que el rubio y yo terminamos molidos. Una cosa era hacer deporte en tierra, y otra muy diferente en agua.

-Joder- Jadeó mi mejor amigo, sentado en la orilla de la piscina. -No tenías que echarme en cara tu buen estado físico amigo- Apoyó los codos y se echó para atrás. -Creo que desde hoy saldré a correr más seguido- El castaño sonrió de medio lado y bajó la cabeza, avergonzado por el halago.

Otro día en la casa de Connor, los chicos se pusieron a ver un partido de baseball en la sala mientras yo dibujaba con mi kit de pintura de Disney en una esquina del mueble donde ellos brincaban y bufaban cada vez que anunciaban un out o un strike.

-¡Vamos Boston! Me caso con mi equipo, ¡Vamos!- Gritaba Jev, casi regando el refresco de su mano.

-¡Hey! Cuidado- Aparté mis hojas del rubio, ya que (por supuesto) él estaba en medio de los tres. -Si me dañas los dibujos sufrirás mucho-

-Lo siento chica fresita, es que Boston Red Sox está a punto de ganar-

En eso el sonido de la puerta al abrirse nos interrumpió y una risa juguetona femenina se escuchó.

-Pasa, en serio, no hay nadie- ¿La madrastra de Connor? Miré al castaño y la cara de este se tornó inexpresiva. -El chico está por ahí afuera y mi marido salió como siempre- El cuerpo exuberante de la madrastra del castaño apareció en la estancia, dándonos la espalda, jalando de la mano a alguien más.

-Te dije que no soy hombre de relaciones serias, pero tampoco busco problemas viniendo a la casa de tu marido- Mi corazón se congeló al escuchar la otra voz. Una voz grave y masculina que tan bien conocía. El amo entró e inmediatamente sus ojos volaron a los míos, yo estaba realmente estática, sin hablar ni pestañear. Por el rabillo del ojo me di cuenta que Jev intercalaba su mirada entre Connor, la pareja llegada y yo.

-No seas tan rígido, guapo- La madrastra de mi amigo jaló a J por el cuello y le estampó un beso nada tierno. Él no siguió el beso, pero tampoco lo detuvo, mantenía la mirada concentrada en mí. -¿Qué pasa?- Cuestionó la mujer, girándose finalmente. -Oh- Soltó un grito de susto, pegándose al amo.

Al principio nadie dijo nada, pero la pelinegra no parecía nada preocupada con el hecho de que el hijo de su esposo la haya pillado siendo infiel. Inauditamente, la expresión de Connor no parecía sorprendida.

-Obviamente, sí hay alguien en casa- Anunció el amo J con frialdad y se apartó las manos de la mujer de encima con firmeza. -Ha sido muy estúpido de tu parte traerme aquí-

-No, pero aún podemos...-

-Me largo de aquí, Alicia- Interrumpió J, negando con la cabeza y volteándose para irse.

Así que ella era Alicia. Tenía que haberlo adivinado. Sabía que ella no se iba a quedar tranquila después de haberla visto en acción en el restaurante.

-Espera- Cerró la puerta antes de seguir por detrás al amo.

Zorra desesperada. ¿Tan necesitada estaba?

-¿Le vas a decir a tu padre?- Preguntó mi mejor amigo, dirigiéndose a Connor. Para mi sorpresa, este negó con la cabeza. -¿Por qué?-

-No serviría de nada. No es la primera vez que la encuentro en algo así, y cuando se lo he dicho a mi padre no me cree- Dejó escapar un bufido de frustración. -Una vez hasta me dio una charla de que aunque sabía que yo extrañaba a mamá, debía entender que esa relación no funcionó y él merecía intentarlo con alguien más que en verdad lo hacía feliz-

-Tu papá sí que es un ciego- Fue lo único que comentó el rubio.

-No hay más ciego que el que no quiere ver- El dueño de los ojos verde esmeralda se encogió de hombros. Por otro lado Jev pareció darse cuenta que yo aún no había dicho nada.

-Y bueno, ¿Tienen ganas de preparar waffles?- Propuso, de una manera un tanto demasiado animada.

-No sé cocinar- Contestó Connor avergonzado.

-¡Pero es de lo más fácil! Además un hombre tiene que saber sobrevivir. ¿Y cómo sobrevives sin comida, el invento más bello del mundo?-

-Se me quema el agua- Se rió tímidamente el castaño, rascándose la nuca. El rubio compuso un gesto gracioso, parecía un meme.

-¿Cómo se te quema el agua?- Preguntó consternado.

-Es que se evapora- Jev no dijo nada, estaba horrorizado o más bien atónito, así que se dirigió a mí, suavizando su mirada.

-¿Tú quieres cocinar, chica fresita?-

-Ehm... sabes que yo tampoco sé cocinar mucho- No sabía que le pasaba a mi voz que sonaba algo... débil.

No había razón por qué, es decir sí, me había sorprendido encontrarlo al amo aquí, pero definitivamente no debía importarme haberlo visto con otra mujer ya que yo no sentía absolutamente nada por él.

-Bueno, para eso está papá Jev, que va a enseñarles a ustedes, críos- Nos ofreció su típica sonrisa que hacía que se le achinaran los ojos.

-Hey amigo, solo eres un año mayor que yo-

-Soy doce largos meses más grande que tú- Contraatacó.

-Si lo dices así suena mucho tiempo- Lo miró divertido el castaño. Debía admitir que el rubio tenía ingenio.

-Cierto, Connor- Llamé a mi amigo, este giró su atención a mí. -¿No era mañana tu cumpleaños? ¿Mañana es sábado, no?- Había estado preparándole un regalo de cumpleaños desde que Jev me contó como lo ayudó cuando no tenía donde dormir, cuando nos conocimos me dijo que su cumpleaños era este sábado así que se me había ocurrido darle como regalo un dibujo del lago donde nos conocimos.

-Pues... sí- Agachó la mirada. Dios, Jev tenía razón, la personalidad de Connor era muuuy parecida a la mía.

-Hombre ¿Hablas en serio? ¡Tenemos que celebrarlo!- Mi mejor amigo definitivamente parecía una madre emocionándose por los cumpleaños de, como él nos había llamado, sus críos.

Sonreí ante este último pensamiento.

***

-Parararapapan cumpleaños feliz- Comenzó cantando animadamente el padre de nuestro pequeño grupo, a lo que yo le seguí con una sonrisa y aplaudiendo mientras los ojos verde esmeralda de mi otro amigo se iluminaban por las velitas del pastel que había preparado el chef.

-Te deseamos a tí, cumpleaaaaaños Connor, cumpleaños feliz- Continuamos cantando a coro el rubio y yo, sin importar que las personas de alrededor nos estuvieran viendo.

Habíamos decidido celebrar el cumpleaños de Connor en la piscina ya que este parecía amar nadar y todo por el estilo. Habíamos puesto el pastel de chocolate en una mesa y unas cuantas botanas de sal que había preparado Jev, el castaño parecía feliz, con su deslumbrante sonrisa y su marcado pecho mojado por las carreras que habíamos nadado en la piscina.

-Pide un deseo- Le dije, imitando lo que mi mejor amigo me había dicho cuando fue mi cumpleaños. Connor cerró los ojos concentrándose y pude notar que se sonrojaba ligeramente.

-Listo- Sopló las velas y luego abrió los ojos. Todos aplaudimos y Jev empezó a rebanar el pastel para repartírnoslo en platos desechables negros.

De pronto me fijé que una niña de unos cuatro años nos observaba con sus enormes ojos azules, bueno, en realidad miraba a la torta de chocolate.

-¿Quieres un pedazo?- Le ofreció Connor antes de que yo pudiera hacerlo. Ella desvió su mirada hacia él, pero no respondió nada. -Anda, toma- Le tendió el castaño y ella se acercó a tomar el plato. Su cara estaba adornada con pecas por todos lados y rizos rojos le caían rebeldes por los ojos y mejillas. El tono de su cabello era muy parecido al mío, pero hasta ahí acababan las similitudes.

-Lucy- Llamó una chica con las mismas pecas de la niña en la cara. -Amor, ¿Qué haces allá?- Al parecer era su joven madre y la cargó en sus brazos en cuanto la alcanzó. -Disculpen las molestias- Nos dijo atareadamente. -Mira como te has manchado- Regañó dulcemente a la niña que tenía en brazos con las comisuras de los labios embarrados de chocolate.

-Eres muy dulce con los niños- Le comenté a Connor una vez la mujer y su hija se habían marchado. Él se encogió de hombros. -Oh cierto, toma- Busqué en el pequeño bolso que había llevado hasta que di con el dibujo y se lo entregué con una gran sonrisa. -Feliz cumpleaños- Él lo miró detenidamente.

-Es el lago...-

-En que nos conocimos- Completé, viendo como sus ojos se iluminaban.

-Gracias, Claire- Pareció dejarse llevar por la emoción y me arrastró en un caluroso abrazo, yo se lo devolví, sin pasar desapercibido los músculos de sus brazos y abdomen. ¿Qué? Era obvio que si me abrazaba sin camisa lo iba a notar.

Pasamos así varios minutos y la verdad es que su cuerpo parecía un caparazón cubriendo todo mi cuerpo.

-Ya, ya, ya. Recuperando distancias- Anunció Jev con cierto tono irritado. -Separados, dije- Se interpuso entre los dos a la fuerza, quedando en un gracioso ángulo en donde Connor y yo lo abrazábamos, él alzó una ceja y se cruzó de brazos. -Ya sé que soy irresistible, pero ¿En serio? ¿Los dos a la vez?- Le hice un gesto al ojiverde por detrás y por suerte él me entendió a la perfección. Se agachó y tomó una pierna de Jev, yo hice lo mismo y entre los dos cargamos al rubio chef hasta el borde de la piscina. -¡Pero que...- Antes de que pudiera decir nada más lo lanzamos en el agua y nos abrazamos el estómago, sin poder aguantar las carcajadas.

Gotas caían por mi cabello aún húmedo y y en el cabello de Connor le daban un tono más oscuro, resaltando aún más sus profundos ojos esmeralda. Los dos reíamos como nunca, la tristeza que generalmente nos acompañaba nos había abandonado por el momento. Estábamos a punto de llorar de la risa y aún así se nos hacía imposible parar.

Estaba feliz de tener los amigos que me habían tocado. Ellos eran el mejor regalo de Navidad.

***

Cuando Jev y yo regresamos a la suite, nos encontramos con dos hombres y el amo en la mesa del comedor.

-Por fin te acuerdas que tienes trabajo- Dijo Jayce secamente, dirigiéndose a mi amigo, antes de llevarse una copa que contenía un líquido amarillo a la boca.

-Señor Blydon, buenas noches- Jev se acercó a la mesa rápidamente. -Discúlpeme, he dejado la cena de noche buena preparada ya en el horno-

-Pues apresúrate y sirve que tenemos invitados para nuestra cena- Informó irritado y el rubio se retiró pulcramente a la cocina.

-¿Todavía conservas a la chiquilla, Blydon?- El amo me observó brevemente y se encogió de hombros, tomando otro trago a su bebida.

-Me parece haberla visto antes- Inició el otro hombre, calvo y con ojos que ciertamente me hacían estremecer. El amo alzó la mirada interesado. -¿Tú, no eras de un orfanato en Georgia?- Se dirigió a mí con un tono exigente.

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Uuuugghh. Se armó, se armó.

No se ustedes pero quiero un Connor, siempre me han gustado esos tímidos sexys.

Lo que me lleva a preguntarles la pregunta del siglo: ¿Cuál de los tres es su tipo? ¿Jayce, Jev o Connor?

También quiero desearles feliz 2016 y fue para mí un honor tenerlas lo poco del 2015 que estúpido wattpad me permitió.
Para quienes no saben, Wattpad me borro la obra con 1 millón de lecturas y no reparo en los danos que causo reprimir el talento de una autora que a más de cualquier cosa se tomó su tiempo y esfuerzo para conseguir lo que ya tenía. Es por esto que les pido que si aprecian lo que leen, por favor compártalo, recomiéndenlo o más que sea comenten que eso me inspira y me permite no rendirme.

CURIOSIDADES
*Para las personas que preguntan en quien me inspiro, pues Jev (el rubio no oxigenado) vendría a ser un amigo mío, pero no es rubio jajaajaja es pelirrojo como nuestra chica fresita. Jayce me inspire un poco pero muy mínimamente en un personaje de un anime y Connor en el estereotipo de chico que me gusta a mí.*