lunes, 15 de febrero de 2016

Capítulo 22

Los ojos de Jayce miraron calculadoramente al hombre calvo mientras bebía, con su típica elegancia calmada, de su copa.

-Sé que has estado entre nosotros poco tiempo, Bradford, pero no es de tu incumbencia las mujeres que nos acompañan- Soltó el amo con un tono muy tajante.

-Ya veo- Dijo el hombre calvo después de posar sus ojos de serpiente en Jayce, como si estuviera midiendo la seriedad de sus palabras. Me echó un último vistazo y sonrió de medio lado.

-Con permiso, permítame servirle- Odiaba tener que ver a mi mejor amigo sirviendo así a hombres que lo miraban con aire de superioridad, pero sé que con este trabajo honrado podía pagar sus estudios.

-Mmm, está exquisito- Comentó el pelirrojo con barba de candado. -¿Qué es, chico?-

-Pavo aliñado con mermelada de piña, entre otras cosas- Respondió Jev, orgulloso de la receta de su mamá.

-Puedes retirarte. Claire siéntate con nosotros- Despachó tajantemente el amo, antes de que se cree alguna conversación más con el chef y sus socios. -¿Dónde has estado?- Dijo, sin levantar la vista de su tenedor que ya estaba en su plato, tomándome desprevenida.

-Discúlpeme, se me ha hecho tarde-

-Eso ya lo sé- Rodó los ojos. -Pero te estoy preguntando que dónde has estado-

-Pues, en la piscina, usted me había dado permiso para salir cuando usted no estuviera- Una respuesta verdadera y sencilla. Muy bien Claire, no había necesidad de decir que estaba festejando el cumpleaños del hijastro de su amante.

Ugh, amante.

-Hmm- Fue lo único que dijo y de ahí toda la cena transcurrió en silencio.

Me hubiera gustado que Jev pasara con nosotros, en la mesa, pero al parecer no se había ni considerado la posibilidad.

Cuando todos ya se habían ido y salí del baño de la habitación con mi camisón verde oscuro puesto, el amo estaba parado, mirando por la ventana con el torso descubierto. Al sentir mi presencia se giró con la mandíbula tensa. Sus ojos se fijaron en los míos, frunciendo el ceño. Por alguna razón no me moví ni un centímetro cuando el caminó hacia mí despacio, me encogí, intimidada por su intensa mirada.

-¿Pue pued puedo ir mañana a Disneyland?- Pedí nerviosa, más que nada para cortar el espeso silencio.

-Mañana no puedo-

-En realidad... es un regalo de Je..- Iba a decir Jev, pero en último momento decidí cambiar para evitar darle pistas de lo familiar que me era el rubio y la confianza que teníamos. -Del chef- La expresión del amo J se volvió realmente tensa, tenía la frente arrugada por la intensidad con que sus ojos calculaban los míos y sus labios formaban una línea recta.

Sin previo aviso tomó mi cintura con una de sus grandes manos y llevó mi vientre hasta chocar con sus abdominales, la fina tela de mi camisón me permitía sentir el calor de su cuerpo. Sus rojos labios se entreabrieron cuando encontraron los míos y me besó posesivamente de una manera lenta, sin prisas. Abrí los ojos por el desconcierto y al segundo él los abrió también, calculando alguna reacción mía. Pero, ¿Cómo esperaba que reaccione? Si le estaba pidiendo permiso para ir a mi parque de atracciones de ensueño y él me responde besándome, ¿Quién lo entiende?

Me observó un segundo más, sus negras y largas pestañas adornando su fuerte mirada. Juntó sus espesas cejas en un signo de enojo... o frustración y terminó el beso.

¿Qué le pasaba?

-Haz lo que quieras- Contestó, se giró, se sacó sus pantalones para quedar en boxers y se lanzó a la cama, dándome la espalda. No supe que decir así que apagué las luces y me acosté a su lado.

***

-Oh dios, oh dios, oh dios- Llevé mis manos a la boca, era hermoso. -¡El castillo de Cenicienta!- Jev sonrió de medio lado con ternura y se removió el cabello.

-Si si si, que guay, ¿Quieres que le vayamos a pedir sus tips de belleza?- Rodé los ojos.

-Obviamente enamoró al príncipe por quien era, no por su belleza externa- Aclaré, me había visto ese largometraje por lo menos doce veces.

Ahora fue mi amigo quien rodó los ojos.

-¿Me estás diciendo que en cinco minutos de bailar con ella se dio cuenta de su pureza y castidad?- Insinuó, con un tono sarcástico y algo molesto. Se cruzó de brazos y me observó. -Está bien, lo siento Claire, no soy muy fan de Disney, pero ya que, los ratones modistas hacen milagros ¿No?- Sonreí ante su comentario y agarré su mano para adentrarnos en el maravilloso Magic Kingdom. -¡Espera! ¿No quieres una foto con el castillo? Todo el mundo se está tomando, así que probablemente debería tomarte una para no salir de onda- Me reí, mi amigo cuando no era una ama de casa era una diva.

-Está bien- Sacó su móvil y me apuntó con la cámara, pero antes de que diera el click lo jalé. -Saquemos una foto juntos- Le pedí tímidamente, ruborizándome ligeramente.

-Okay, ponte sexy para no opacarte, Claire de Lune- Se pegó mucho a mi lado y apuntó la cámara, haciendo una mueca graciosa. Cuando salió el flash mis ojos aún estaban viéndolo.

Antes de que él pudiera revisar la foto una chica del personal se nos acercó con una sonrisa cómplice.

-¿Quieren que les tomé la foto?- La chica de unos veintitantos años y una coleta por debajo de la gorra nos preguntó.

-¿En serio?- Ella asintió amablemente. -Gracias- Le tendió su celular.

Mi mejor amigo se agachó y pasó un brazo por debajo de mis rodillas, en menos de un minuto estaba en el aire sujetándome de su cuello para no caerme.

-¡Jev!- Grité, subiéndoseme todos los colores. -¿¡Qué haces!? Bájame ahora mismo- Exigí, pero no servía de nada, él estaba con una gran sonrisa mientras la chica daba pequeño saltitos y aplaudía.

-Una foto con un castillo y como toda una princesa- Fue lo único que dijo antes de hacerme un gesto para que mirara hacia el celular. Esta vez lo hice, pero no sonreí, más bien fue una mueca de vergüenza y mis mejillas ardiendo.

-Gracias- Volvió a agradecer con una sonrisa a la chica.

-De nada, ustedes hacen una linda pareja- Afirmó, antes de alejarse alegremente.

Miré a Jev y bajé la vista rápidamente, sonrojada hasta la raíz del cabello.

-¿Ya vamos?- Preguntó, guardándose el celular. Asentí y emprendimos el camino hasta Magic Kingdom. -¿A cuál te quieres subir primero?- Estábamos en medio de muchos juegos con vueltas altas y montañas rusas rápidas.

-Nunca me he subido a una- Admití.

-Me lo imaginaba, comencemos por una suave- Se tomó su tiempo para mirar alrededor. -Esa, Magic Carpets of Aladdin- Asentí algo miedosa aunque el juego se veía de niños.

Cuando ya llegó nuestro turno en la fila me retracté.

-¿Y si me caigo?- Jev giró los ojos divertidos y me empujó suavemente los hombros, guiándome hasta los asientos.

-No seas miedosa chica fresita- Y me guiñó uno de sus ojos azules. A decir verdad no había sido tan fuerte como esperaba. Unas cuantas vueltas, los asientos eran esponjosos y tenía constantemente al rubio en frente mío, riéndose de tal manera que sus ojos se mantenían achinados. -¿Ves? No fue para nada malo- Dijo mientras bajábamos las escaleras y nos dirigíamos hacia la salida.

-Tienes razón. ¿Ahora a cuál vamos?- Su dedo apuntó hacia una atracción enorme, estaba entre valles rocosos, a los lados salpicaba agua a los pasajeros y terminaba en una caída de unos treinta metros. Tragué saliva.

-¿Seguro?- Pregunté, con la idea de que me diga que no, que era broma y que podíamos saltarnos esa atracción.

-¡Claro! Se ve estupendo, vamos-

Después de hacer una gran cola nos subimos al Splash Mountain, nos ajustaron todas las seguridades y el corazón se me subió a la garganta en cuanto una especie de cuenta regresiva sonó. Jev por otro lado, tenía los ojos muy abiertos, como si no quisiera perderse nada de la experiencia, y una gran sonrisa adornando su cara. El carro que estaba pintado como si fuera de madera comenzó a moverse lentamente, sentía que los latidos de mi corazón se incrementaban a medida que avanzaba. No pude contenerme de gritar cuando el carro se disparó por el aire como una bala, nos adentrábamos en montañas rocosas en cuestión de segundos. Cuando me había acostumbrado lo suficiente como para en verdad disfrutar, me di cuenta que el juego servía de gran guía turístico para ver desde arriba todo Magic Kingdom.

-Wuf, ¡Eso estuvo alucinante!- Exclamó mi amigo, bajándose de un salto. -Oh, perdón- Regresó y me tomó de la mano para ayudarme a bajar ya que estaba tambaleándome. Él también se veía algo mareado pero no comentó nada al respecto.

Así fue nuestra aventura por Disney, el parque con que había soñado toda la vida y que creía que nunca iba a conocer, ahora estaba justo ahí, con mi primer y mejor amigo.

Ya era de noche y no habíamos ni comido por estar haciendo filas, pero en parte también porque habíamos estado muy ocupados divirtiéndonos. Jev incluso me había enseñado unas cuantas palabras en español como: comida, papas con queso, fresita, y mejor amiga. Esta última me enterneció cuando me dijo su significado y le dediqué una gran sonrisa, a la que él me devolvió con otra muy cálida.

-No quiero irme- Me quejé como niña pequeña. -Juro que quisiera quedarme aquí para siempre- Coloqué mi cabeza sobre el hombro de mi amigo, estábamos sentados en una banca, descansando un poco. Él apoyó su cabeza sobre la mía unos segundos y saltó de repente.

-Aún nos queda tiempo para una más, vamos- Me jaló de la mano hasta una rueda gigante que enjaulaba a muchas personas alrededor en su interior debido a que no había mucha gente en la cola. Cuando ya estábamos a dos personas de pasar, el cuidador del juego anunció que ya estaban cerrando. -Oh vamos amigo, estuvimos esperando mucho, por lo menos déjanos pasar a los primeros- Escuché muchos abucheos que apoyaban a Jev y vi al cuidador rascarse la cabeza. -Un solo grupo más- Presionó persuasivamente el rubio cuando notó que el hombre estaba por ceder.

-Está bien- Era obvio que la presión de la muchedumbre fue lo que le hizo cambiar de opinión de mala gana. Abrió toscamente las rejas y todo el mundo entró como hormigas. El cuidador pasó brevemente por cada puesto para 'asegurarse' de que todos tuvieran su cinturón puesto. -Ya debería estar de camino a casa- Se quejó cuando pasó por donde nosotros y fulminó a Jev, sin ni siquiera prestar atención a nuestros cinturones.

El juego comenzó a dar vueltas.

Las dos primeras rondas fueron lentas, pero al llegar a la tercera la velocidad se aumentó abruptamente, no lo suficiente para hacerte vomitar pero si fuerte. A mi lado Jev alzó los brazos como siempre hacía.

Un movimiento brusco hizo que mi mejor amigo cogiera desesperadamente su seguridad.

No sabía que pasaba pero el corazón empezó a latirme como un martillo en mi pecho.

-¿Qué pasa?- Pregunté con un tono amortiguado en mi voz. Mi amigo me miró y sus cejas se bajaron, sin poder ocultar su preocupación. -Jev, ¿Qué pasa?- Mi voz sonó más firme esta vez, pero también más desesperada.

-El cinturón se salió, no sé si me pueda mantener sujeto- Atropelló las palabras mientras el juego nos ponía de cabeza.

-¿¡Qué!?- El pánico se instaló en mí por completo. Nuestro cabello apuntaba al suelo y mi amigo rodó un poco para abajo.

No era una caída suave.

-¡Paren por favor!- Gritó a todo pulmón, venas marcándole el cuello. -¡Hombre, ayuda!- Pidió, pero el cuidador estaba dándonos la espalda, ajeno a lo que pasaba arriba.

-¡Socorro!- Grité hasta que mi garganta ardió. -Mi amigo no tiene cinturón, por favor pare- Supliqué.

-¿Qué ocurre?- Preguntó la mujer a mi lado.

-Se le salió la seguridad, se va a caer- Sollocé, explicando desesperada.

Algunas personas al parecer escucharon y colaboraron.

-Ayuda- Repetíamos varias veces a coro, pero Jev seguía utilizando todo su esfuerzo para mantenerse a salvo por sí mismo.

Las manos estaban escurridizas por el sudor y se resbaló un poco, quedándole solo algunos dedos. Seguía sentado pero cualquier movimiento era crucial. Quería ayudarlo, aunque mi cinturón solo me permitía atraparlo de una mano.

El cuidador no nos escuchaba y la rueda comenzó otra vez su ciclo para dejarnos con los pies hacia el piso.

En ese momento si hubiera podido pestañear, lo hubiera hecho pero sin abrir los ojos nunca más. El juego volvió a mecernos bruscamente y los dedos del joven chef se soltaron por completo. Traté de agarrarlo, pero simplemente no disponía de la fuerza suficiente, y menos con una sola mano.

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Lo siento por estar perdida! Pero tranquilas ;) ya estoy de vacaciones y con dedicación y su apoyo espero continuar la novela y escribir nuevos capítulos.

Que tal sus San Valentines? Valió la pena el idiota de su novio (con cariño)? Cuéntenme que hicieron y con quien pasaron porque yo pase enferma :(

Espero poder en serio retomar esta historia y darle su merecido final!

CURIOSIDADES

OTS (Obligada a Tener Sexo) se me ocurrió una noche que estaba sola en casa y no podía dormir, salí de la cama y me acosté boca abajo en el piso y me puse a escribir aunque no tenia idea de como escribir en Wattpad.