jueves, 5 de noviembre de 2015

Capítulo 19



La expectativa me mataba, el amo se me había quedado mirando más de lo normal, con su mano aún en mi espalda y sosteniéndome de manera que su aliento a licor entraba fácilmente por mis fosas nasales.

-Eres tan jodidamente idéntica a esa zorra pelirroja- Se tambaleó un poco, sin perder el análisis que le hacía a mi cara.

-¿Hay alguna razón específica por la que me parezco a ella? ¿Somos familia?-

-Esa mujer no podría formar una familia con nadie, solo piensa en ella- Sus ojos oscurecidos dibujaron sombras debajo de estos. -Pero sí, tienes parentesco con Meredith- Alzó su dedo índice de la manera tan típica que lo alzan los borrachos.

-¿Y? ¿Qué es para mí?- Vi como sus ojos se iban cerrando poco a poco así que en un acto de impaciencia y desesperación tomé entre mis manos su rostro y acerqué el mío hasta juntar nuestros labios.

Él tardó unos segundos en despabilarse y seguirme el beso, lo profundicé como él muchas veces lo había hecho, para captar su atención. Al principio un poco tímida pedí permiso a sus labios para que dejaran pasar mi lengua juguetona, nunca había hecho algo así, pero se sentía bien ser yo quien tenga la iniciativa, como si tuviera el control. Él tomó también mis mejillas entre gemidos y siguió el beso con pasión, yo nunca he bebido, pero podía apreciar que el alcohol de su boca le daba un sabor diferente y excitante.

Me aparté antes de que vaya a más antes de obtener mis respuestas. Él se quejó y apresó más mi cara.

-No te apartes mi Claire. Te deseo-Gimoteó.

-¿Qué es Meredith para mí? ¿Mi... madre?- El amo estalló en carcajadas. Era la primera vez que lo escuchaba reírse de verdad, sin gota de amargura. En serio le causaba gracia lo que acababa de decir.

-Meredith hubiera encontrado la manera de deshacerse de cualquier niño que la estorbara- Bajé la cabeza, entristecida.

-Bueno, mis padres de alguna manera me abandonaron en un orfanato, se deshicieron de mí-

-No, pero- Rápidamente Jayce quiso arreglar lo que había dicho. Sostuvo mi cintura más cerca de él. -Tus padres no te botaron- Alcé la vista, interesada. -Ellos murieron- Sus pestañas bajaron cuando su mirada siguió mis labios. -A lo que me refería es que Meredith hubiera abortado-

-¿Cómo murieron?-

-No tengo maldita idea- Se frotó la sien. -No espera, sí sé, fueron víctimas del 11S-

Me tomó bastante tiempo asimilarlo.

-¿Murieron en las Torres Gemelas?- Asintió y su boca traviesa se dirigió a mi cuello.

-Cuando murieron solo quedaba tu tía paterna para que tuviera tu custodia: Meredith-

Una mano voló a mi boca inconscientemente, horrorizada.

-Es la hermana de mi padre-

-Melliza para ser exactos, tal vez por eso te pareces tanto a ella y coincide el mismo apellido ya que si fuera tu madre tuvieras uno diferente. Igual la muy perra te dejó en el orfanato ni bien tuvo tu custodia y desapareció sin mirar atrás-

Era mucho que procesar. Nunca me imaginé que iba a llegar a saber algo concreto de mis padres, pero ahora que sabía que estaban muertos y jamás iba a poder conocerlos me llenaba una desolación enorme.

El amo se entretuvo un rato besando mi cuello, hombros y pechos. Me dio tiempo suficiente para recuperarme aunque no del todo. -Teníamos un trato- Su voz ronca susurró sensualmente al tiempo que besaba una peca de mi hombro derecho.

-Lo sé-

-Me gustaría que empieces ahora- Dio un pequeño beso en mis labios y me estabilizó completamente de pie, luego se sentó en el sofá abriendo sus piernas cómodamente para ponerme en medio, aún parada mientras el colocaba sus brazos detrás de su cabeza. -El espectáculo está por comenzar mi Claire, adelante-

Era interesante como se comportaba y hablaba el amo borracho, era como un niño pequeño con deseos de hombre adulto. Este pensamiento hizo que una suave sonrisa se deslizara por mis labios. Era consciente de que le había prometido algo que la verdad no tenía idea de como cumplir, pero pensé que tal vez no debía avergonzarme ya que con un poco de suerte, no se acordaría de nada mañana.

Ahí entre las piernas del amo J casi fantaseé con una Claire totalmente diferente a la que era, una que no veía inhibiciones y se limitaba a vivir el momento. Sonreí.

-¿Qué tal si comenzamos despojándolo de sus ropas a usted?- Pregunté con un tono algo travieso, pero estaba segura que mi mirada seguía tímida.

-¿A mí?- Una ceja se alzó ante la sorpresa. Asentí bajando la cabeza para ocultar el tinte de mis mejillas. -Muy bien, haz conmigo lo que quieras linda- Mis manos temblaban cuando las acerqué al cuello de su camisa y desabotoné los primeros botones. Mis ojos siguieron las marcas de su pecho trabajado y amplio. -¿Te gusta lo que ves, no linda? Quisiera ayudarte, pero tienes que hacerlo todo tu sola- Asentí decidida pero con el sonrojo aún cubriendo mi cara. Rocé los bordes de la camisa y luego los sostuve con más firmeza para tirar de ellos y pasar las mangas por los fuertes brazos de J, para luego entretenerme un poco más de la cuenta en sus hombros.

Una vez su torso estuvo descubierto me dispuse a agarrar el botón de sus pantalones antes de que me arrepienta. Pero antes de que pudiera quitárselo, él me atrajo de la cintura y me sentó encima de su pierna.

-¿No hay problema con que lo hagas de esa posición no?- Acercó su rostro tentativamente, invadiendo mi espacio personal. Negué, con la mano aún ahí abajo. -Muy bien- Dijo al tiempo que inclinaba la cabeza para besarme mientras yo le sacaba los pantalones.

En ese momento nos encontrábamos parejos, los dos sin ninguna prenda más que la que cubría nuestra sexualidad. Me levanté y jalé de la mano a Jayce conmigo, él compuso una expresión divertida dejándose llevar.

-Okay, esta es la parte en que ehm, este...- Tomó mis muñecas y manipuló mis manos, despojándose a sí mismo de su última prenda. -Eso- Finalicé aliviada de que me ayudara.

En respuesta él me lanzó al amplio sofá y se colocó encima de mí. Besando mi cuello con confianza, agarrándose de mis caderas para sobrellevar la excitación, bajó a mis pechos y chupó mis pezones, como si no resistiera la tentación.

Una luz dorada bañaba mi cara, miré en su dirección y pude darme cuenta que era la puesta de sol que se apreciaba desde el balcón abierto. Tal vez casi toda mi vida haya sido un desastre, mis experiencias hayan sido mayormente inquietantes y hasta ahora me haya cuestionado cada segundo de mi existencia, pero justo ahora no era tan malo.

Al menos en comparación con mi vida pasada...

Ahora tengo donde vivir cómodamente, disfruto de comidas regulares, tengo amigos... inclusive el amo ha tenido un detalle por mi cumpleaños, y aunque la mayoría de las veces es brusco conmigo, sé que es debido al sufrimiento que le ha tocado más el peso de todo lo que depende de él. Me pregunto cómo habrá sido antes de que Meredith, mi tía, le rompiera el corazón. ¿Habrá sido dulce? ¿O incluso romántico?

El amor causa más daño de lo que cualquier persona debería soportar, no entiendo como tantas personas lo añoran sabiendo que tiene el poder para despedazar sus vidas y de afectarlos de una manera irreversible.

-Ahh- Un gemido salió de mis labios al sentir la lengua de J explorando mi feminidad.

-¿Te gusta nena, no? Tenerme entre tus piernas, no importa como, te encanta- Afirmó el hombre más desconcertante que he conocido. -Y a mí me encanta estar entre ellas- Me dedicó una última sensual sonrisa antes de besar de nuevo mi zona Venus. Mis dedos volaron a su cabello sin que yo los controlara, parecían saber por sí solos que yo necesitaba sujetarme de algún lado.

-Por favor- Susurré.

-¿Por favor qué linda? No me voy a detener- La penetrante mirada que me dirigió indicaba que hablaba en serio.

-Pero yo- Otro gemido por parte mío inundó la sala. -Por favor, no creo aguantar-

Él por supuesto no se detuvo, y por el contrario puso todo su empeño en hacerme retorcer hasta gritar y gemir hasta que mi garganta raspara. Estaba sumida en el placer, mi cuello encorvado hacia atrás, mis ojos cerrados y mi boca entreabierta, a punto de llegar al orgasmo, a un paso de dejarme llevar cuando sin previo aviso Jayce recompuso su postura encima de mí. Abrí los ojos para encontrarme con una maliciosa sonrisa iluminando su cara.

-Ahora que estás sensible e insatisfecha, ¿Cuánto te demorarías en quitarte las bragas tú sola?- Lo miré perpleja. ¿Me quería volver loca? ¿Cómo podía llevar tan al límite a alguien y después solo...? Si fuera un poco más suelta comenzara a soltar blasfemias ahora mismo.

No podía quedarme así.

-¿Después de todo yo iba a hacer todo, no?- Me levanté, haciéndole un gesto al amo J para que me diera espacio, él se paró y me hizo una señal como la que hacen los camareros al entrar a un restaurante. No era momento para vergüenzas, la excitación me cegaba por lo que en un rápido movimiento me deshice de mis pantis a lo que J observó con una sonrisa sexy. -Muy bien, ahora sí- Era como si un rubor cubriera todo mi cuerpo, sentía que ardía de puro deseo. Me senté en el regazo de mi dueño, colocando mis muslos a cada lado de su cadera, él los sostuvo con fuerza y los apretó con lujuria.

-Cuatro segundos- Alzó una ceja irónica. -Solo te tomó cuatro segundos quitarte las bragas para mí- Sonrió satisfecho y estiró su cuello un poco hacia arriba para llegar a mis labios y succionarme muy lentamente el labio inferior.

Sentía una desesperación desconcertante. Él me estaba torturando.

Él amo J siguió succionándome el labio para luego darle un pequeño mordisco, probablemente ya estaba rojo, por lo que se limitó a pasar la punta de su lengua en mi ya hinchado labio inferior, para después besarme suavemente el otro mientras apretaba deliciosamente mis muslos entre sus grandes manos.

Nuestros miembros se rozaban de una manera que solo lograba hacerme gemir, no podía reprimir la anticipación, pero los besos lentos del amo provocaban que mi corazón palpitase a mil por hora y a su vez pareciera que no tuviera suficiente.

-Esto es lo que te hace falta- Un gemido de alivio se me escapó al sentirlo penetrarme finalmente. -Siéntelo dentro tuyo- Llevó sus manos a mi trasero para empujar su pene más profundo en mí.

Su boca hambrienta buscó la mía y esta vez no hubo contención alguna, solo pasión, lujuria y el deseo de tomar el uno del otro más de lo que se pueda. Era absorber o ser absorbido por el otro.

Y sorpresivamente yo estaba dando lucha.

Sentí sus manos deslizarse a mi cintura, alzándome y bajándome en su miembro.

-Oh- Me aparté un rato para recuperar el aliento.

-Vamos, tú impón el ritmo, demuéstrame como vas a por lo que quieres- Me retó entre jadeos graves.

-Yo... no sé-

-Oh vamos, solo sigue el compás de tu excitación, deja que tu cuerpo se mueva como quiera- Bajé la cabeza, sonrojada y algo cohibida. -Apoya tus manos en mí- Jaló mis muñecas y las colocó sobre su pecho. -Ahora muévete-

Comencé con un ritmo tímido, suave y a decir verdad seguramente algo aburrido. Pero poco a poco fui más rápido, la timidez pasó a segundo plano y en ese momento todo lo que importaba era saciar de placer mi cuerpo. Cuando ya estaba cerca del climax, J pareció perder todos los estribos y me cogió de los hombros para depositarme sin delicadeza alguna sobre el sofá, ahora quien estaba encima era él.

-Oh, amo- Me sorprendió la voz ronca que salió de mi garganta. El vaivén de sus caderas era cada vez más acelerado, jadeaba por la falta de aire y él gruñía buscando liberarse.

Ambos llegamos al orgasmo al mismo tiempo, él clavando una última embestida y yo gritando a todo pulmón.

-Yo... esto tengo que ir al baño- Dije avergonzada por lo que había hecho, no me reconocía a mí misma.

El amo salió de mí y se hizo a un lado en el sofá. ¿De dónde había salido esa Claire salvaje? Era como si alguien más se hubiera apoderado de mí en ese momento y ahora como balde de agua fría caía en cuenta de mis actos.

-Eso se llama pasión- Corroboró J una vez me dispuse a girar la perilla de la puerta del baño. Lo miré un segundo antes de entrar.

¿Era pasión lo que me había hecho actuar así unos minutos atrás? ¿Jayce despertaba en mí ese lado salvaje?

Pero para eso debería sentir algo por él y yo no podía sentir algo por una persona que me trataba así ¿No? Yo siempre había tenido claro que cuando tú amas o tienes cualquier sentimiento por otra persona es porque esa persona te hace sentir bien a tí, y en este caso yo era la que cumplía los deseos del amo. Para eso me había comprado y lo tenía claro.

Agité la cabeza despejándome la mente. Me habían enseñado que yo no existo para ser amada, sino para complacer al hombre que me tome como su propiedad. Además él nunca lo iba a hacer y yo tampoco era quien para permitirme pensar en esos sentimientos. Al fin y al cabo la pasión bien podría actuar por separado del amor. Y hoy había sido testigo de eso.

***

-Me lleva las mil mierdas- La voz del amo resonó en la sala.

Se había dormido en el sofá cuando regresé del baño el día anterior, por lo que sin más remedio me dirigí sola a la habitación que compartíamos. Me saqué de encima las sábanas que me cubrían y me dirigí al salón.

-Buenos días amo- Anudé el camisón que traía puesto.

-¿Qué tienen de buenos? Tengo una resaca de infierno y la columna hecha mierda por este maldito sofá- Miró hacia abajo. -¿Me estás jodiendo? ¿Por qué estoy desnudo?- Una risita se me escapó al ver lo gracioso de la situación.

-Me aproveché de usted y su cuerpo- Él me miró con cara de pocos amigos.

-Hablo en serio, no me acuerdo de nada- Se rascó la cabeza. -Estaba cansado de unas fluctuaciones en la compañía, tomé un pequeño descanso en un bar, llegó Alicia y...- Bajé la cabeza y jugué con mis dedos incómoda. ¿Quién era esa Alicia?

El silencio se apoderó de la estancia.

-Ayer llegó tomado y... bueno pasaron cosas en ese sofá- Su mirada pasó por los lados donde estaba sentado. -Cuando se durmió no podía moverlo yo sola, lo siento-

-Está bien, muero de hambre. ¿Dónde está el chef?-

-Usted lo despachó ayer- Jev no había regresado desde ayer.

-Oh- Dijo confundido. Tal vez podría aprovechar su falta de memoria.

-Usted quería que nos deje solos así que se fue- Agregué. Después de unos minutos cogí aire y me preparé para lo que iba a decir. -Amo- Lo llamé y el volteó a verme otra vez. -Usted ayer... Ayer me contó muchas cosas-

-¿Qué tipo de cosas?- Se tensó inmediatamente.

-Me dijo su nombre- Estaba a punto de decirle que me perdone por mentirle, que no lo volvería a hacer, estaba segura que se me había notado la mentira, pero para mi sorpresa no fue así.

-Oh, supongo que ya no se puede hacer nada- Agradecí a todos los ángeles que no le diera importancia a ese factor.

-Y... me habló de Meredith- Una mota verde en el iris iluminó sus ojos con suspicacia

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Que les pareció? A mí me encanto escribir este capi J denle +1 si quieren que siga ;) no estamos a muchos capis del que nos habíamos quedado en wattpad

5 comentarios:

  1. Me encanto te sigo desde wattpad y la verdades la novela que mas amo

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  2. Por favor sigue, has tardado demasiado :(

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  3. Sigue escribiendo Dalia! Espero que subas un capitulo pronto, eres una gran escritora y nadie puede detenerte *Sono muy divergente*

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  4. la verdad es que yo te sigo desde wattpad y es que la historia me ha encantado un monton, esta buenisima, y eres una gran escritora. siendo sincera no hay a quien no le recomiende que lea la novela. pero por favor sube mas seguido, si puedes, a mi cada que leo un cap quedo con ganas de leer otros 4 mas y este hasta ahora es mi favorito, por que deja entrever, cosas ocultas en los personajes, y hace que la historia no colapse gracias por escribir y sube pronto, saludos desde colombia

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    1. Gracias! <3 En serio me inspira tu comentario y en cuanto las cosas ocultas de los personajes era lo que mas me gustaba hacer porque era complicado al tener que cuadrar con el futuro de la historia y proporcionar reacciones naturales y realistas

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