lunes, 23 de noviembre de 2015

Capítulo 20

-¿Exactamente qué te dije de ella?- Su mandíbula estaba tensa y sus ojos adivinaban que extirparía la yugular a cualquiera que se le cruce.

-Esto... me me dijo quien había sido ella para usted- Tartamudeé las palabras atropelladamente. -Y y y- Tragué el nudo de la garganta para calmarme.

-¿¡Y que cojones!?- Exigió el amo, estallando en llamas mientras se acercaba a mí con los hombros tensos.

-Y lo que ella era para mí también- Murmuré como cachorrita abandonada, con la esperanza de alivianar las cosas.

-¿Y por qué mierda salió el tema? ¿Tú me preguntaste, no? Sabía que una niña como tú me traería problemas, demonios- Maldijo en un grito de frustración.

-Yo yo no no-

-¡Deja de tartamudear!- Se rascó la cabeza con exasperación. -Maldición-

Respiré profundo para calmarme.

-Yo no le saqué el tema. Usted dijo su nombre mientras, bueno mientras usted y yo-

-Mientras te cogía- Sus gruesas cejas seguían rectas sobre sus ojos. Se notaba enojado.

-Uhm, sí y bueno ahí le pregunté si había escuchado bien y usted me contó- Cada vez me sentaba mejor mentir, aunque se me aguaran las piernas del miedo.

Sus ojos se posaron en los míos, la ira tornaba más oscuros sus ojos marrones al punto que las motas verdes que se podían apreciar de cerca estaban casi desaparecidas.

-Para empezar no debiste preguntar- La voz que resonó desde su garganta hizo que mi corazón se acelerara a mil y mi cuerpo retrocediera por sí solo. -Te he dicho muchas veces que no me importa lo que opines, pues ahora te digo que no me interesa tampoco lo que quieras saber, no es de tu maldita incumbencia- Mi espalda impactó con algo duro atrás y llevé mis manos para comprobar que era la pared. El amo tomó mis muñecas con fuerza y su rostro furioso se acercó intimidante. Cerré los ojos esperando a que hiciera algo, pero para mi bendición su móvil rezongó en el piso donde estaba su pantalón. Su mirada no se apartó de mí los primeros segundos, pero al notar la insistencia de la llamada desvió los ojos hacía el suelo buscando su celular. Soltó mis muñecas con rudeza y se dirigió a recoger su prenda y sacar el aparato bullicioso del bolsillo trasero. -¿Quién es?- Hubo silencio en lo que el otro lado de la línea respondía. -Oh, por fin llegaron- Otro silencio. -Sí, estaré ahí- Dijo perezosamente mientras recogía su ropa y se encerraba en nuestra habitación.

Después de unos minutos salió completamente vestido y arreglándose un reloj Fossil dorado alrededor de la muñeca.

-¿Amo, yo qué hago?-

Ni si quiera se giró a verme y siguió con su marcha hacia la puerta, pero antes de que él abriera, esta lo hizo dando paso a mi perdido amigo rubio con bolsas de comida en ambas manos.

-Buenos días- Saludó educadamente Jev. El amo J tampoco desvió su mirada a él y pasó a su lado ignorándolo con frialdad. Cerró la puerta un poco más fuerte de lo debido. -¿Y a este qué le pasa?- El rubio frunció el ceño y yo me encogí de hombros. -¿Tienes hambre?- Preguntó después de un rato.

-¿Por qué siempre me preguntas lo mismo?- Reí y él pestañeó confundido y luego sonrió de lado.

-Es que estás muy delgada, es bueno las chicas que tienen carne y no solo hueso-

-Pero me rellenas como pavo, y te recuerdo que tú no eres precisamente gordo-

-Pero yo amo la comida con mi vida- Se llevó las manos a las mejillas al parecer recordando algo de repente. -¡Cierto, el pavo navideño! No he buscado la receta de mi madre- Reí divertida, era muy simpático como se preocupaba como ama de casa. -¿Qué es tan divertido?-

-Nada- Sacudí la cabeza. -Sí, tengo hambre. ¿Podríamos desayunar algo?- Pedí con un puchero, este gesto ya era normal con Jev ya que él me trataba como su hermanita menor.

-Ah y después que yo te relleno- Caminó hacia la cocina y yo lo seguí con las manos unidas en la espalda.

-Pero es que tengo hambre- Me quejé como niña pequeña y él negó con una sonrisa bailándole en los labios.

-De qué tienes ganas pelirroja?-

-De ensalada de frutas con ese sirope casero que preparaste la otra vez- Asintió animadamente y sacó frutas de las bolsas que había dejado en la encimera. Colocó un melón en la tabla de picar y cuando se dispuso a cortar con el cuchillo, se detuvo en el acto y alzó la vista hacia mí soltando el utensilio.

-Con una condición-

-¿Qué condición?- Me sorprendió a mí misma el toque coqueto que apareció en mi voz mientras veía los ojos azules agua y el mechón de cabello rubio de mi amigo caerle por la frente.

¿De dónde demonios salió eso, Claire?

Se acercó a centímetros de mi cara y apoyó los brazos en sus rodillas para quedar a mi altura.

-Que te retractes en lo de rubio oxigenado- Alzó un dedo y me dio un golpecito con este en la frente.

Hasta ese momento no me había dado cuenta que mi corazón se había descontrolado un poco. Lo observé unos segundos en silencio y rodé los ojos.

-Tonto- Se enderezó.

-¡Hablo en serio!- Levantó los brazos al aire, haciéndose el dramático. Negué con la cabeza mirando al piso.

-Eres más vanidoso que una diva- Llevó una mano al corazón, continuando con su papel. -¿Y ahora también quieres ser drama queen?-

-Chica fresita, te arrepentirás de burlarte de mi cabello-

-¿Por qué, te buscarás a otra que rellenar?- Me crucé de brazos. En verdad esto era gracioso, nunca había sabido como era tener de esos amigos locos, pero ahora sabía que era de lo mejor del mundo.

-No, porque muy aparte de que te alimento- Hizo una pausa para generar expectativa. -Tengo... ¡esto!- Sacó de su bolsillo algo que parecían boletos para algo.

-¿Qué es eso?- Pregunté curiosa, acercándome para arrebatárselo de las manos, pero él los elevó de modo que no alcanzara.

-Son entradas para Magic Kingdom, el parque de Disney, y son para su show especial de navidad- Dijo presuntuosamente mientras agitaba los boletos en el aire. Llevé mis manos a mi boca abierta. ¡No podía ser! No podía hablar, así que mi mejor amigo decidió seguir hablando destacando su bonita sonrisa. -Que malo sería tener estas entradas y no tener una amiga, fanática de Disney, que me acompañe- Sus ojos se posaron en los míos dedicándome una amplia sonrisa.

-Oh Jev- Si esto era un sueño no quería despertar. ¿Cómo es que a mí me estuviera pasando algo bueno? A mí. A Claire Himmelriech. A la chica fantasma del orfanato de Georgia.

-Vaya que no quiero que te mueras antes de navidad, háblame por favor- Rió bajando los boletos, abriendo las palmas de mis manos y colocándomelos encima de estas.

Bajé la mirada a los dibujitos de Mickey y Minnie que había en el pedazo de cartón y lágrimas se me escaparon.

-Jev- Me lancé a mi amigo y él abrió los brazos recibiendo mi abrazo. Rodeé su cuello y sequé mis lágrimas en su hombro. -Gracias gracias gracias- Susurré emocionada. Él acarició mi cabello con gesto paternal.

-No es nada-

-Claro que es mucho, sabías cuanto soñaba con ir a Disney y cumpliste mi sueño. No podría pedir nada mejor-

-Después de irme anoche, pensé que alguien debería recompensarte lo que has sufrido en la vida- Me separé de él con suavidad para que pudiera verlo a la cara.

De pronto caí en cuenta de una duda.

-Por cierto, ¿Dónde pasaste anoche? Me preocupó que no llegaras hasta hoy de mañana- El rubio se rascó la cabeza algo incómodo y se separó para comenzar a cortar el melón.

-No lo vas a creer- Empezó a picar la fruta con agilidad. -Y si me crees te vas a reír- Ahora sí alimentaba mi curiosidad.

-¿Por qué?- Por un momento creí que no me respondería, pero justo cuando iba a repetirle la pregunta él soltó el cuchillo y posó su peso en un pie, mirándome.

-Dormí en la casa de tu amiguito- Soltó de repente, esperando con atención mi reacción.

-¿¡Dormiste con Connor!?- Abrí la boca de par en par.

-¿¡Qué!? ¡¡No!!- Hizo una mueca de asco y agitó sus manos en frente de mi cara. -Me refiero a que dormí en su casa, separados, en otro cuarto- Separó las sílabas de la última frase.

-Ah- Cerré la boca y recuperé mi expresión habitual. -¿Cómo así?-

-Pues...- Recuperó el mando del cuchillo y reanudó su trabajo, ahora cortando en rodajas piña. -Cuando volví de comprar eran alrededor de las nueve y me quedé esperando en las escaleras, decidiendo si ya era tiempo o no de regresar a la suite. Tu amiguito venía de correr y me preguntó por qué estaba ahí. Al principio no quería contarle, pero después le dije que trabajaba para tu tutor y que me había botado temporalmente y me ofreció dormir en su cuarto de huéspedes hasta que a mi jefe se le pasara el enojo-

-Oh, se portó muy amable- Aún no podía imaginarme a Connor y a Jev hablando normalmente. La primera vez que se vieron me había dado la impresión de que no se agradaron mutuamente.

-Tengo que admitirlo- Mi amigo rubio se encogió de hombros.

Una vez mi ensalada de frutas estuvo lista, ambos comimos en la alfombra para ver la televisión. Estaba el sofá, pero en silencio nos pusimos de acuerdo para no usarlo. Casi toda la tarde la gastamos viendo comedias en la televisión e incluso reality shows.

-------------------------------- ☆--------------------------------

Claire, mi inocente Claire, ¿Qué fue esa pisca de coquetería en tu voz? Mal mal mal.

Jev te amo. Okay ya lo dije.

Sería perfecto un hombre con la combinación del humor de Jev (nuestro medio latino), la sensualidad tímida de Connor y ese no-se-que frío pero sexy de Jayce. ¿Ustedes qué opinan?
Finalmente, por las chingadas: ¿Quién carajos es Alicia?


8 comentarios:

  1. La diva de Jev es latino??? En quien te inspiras?

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. En nadie jajaja todos los personajes son como me imagino que podrian reaccionar o ser, pero eres libre de relacionarlo con quien quieras :3 el rubio no oxigenado tiene la personalidad parecida a un amigo mio

      Borrar
  2. Siiiguela porfiis, ya yo habia leido todo esto en watpad y admito que me esta encantando releerlo pero necesito mas, plis:'(

    ResponderBorrar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  4. Y después de mucho, TE ENCONTRÉ joooo XD reina hace tanto que no sabia de ti :3 síguela puess!!!! el amo me pone a mil por dios!! no te detengas y síguela, por cierto FELIZ NAVIDAD!!! besos nena <3

    ResponderBorrar