sábado, 9 de mayo de 2015

Capítulo 2

Cuando tocó mi turno no pude evitar ponerme nerviosa, el hecho de que lleve un año en esto no significaba que no me diera miedo que me comprara un hombre que me maltratara.

-Claire, tiene quince años, sin duda virgen.- Me miró satisfecha, estaba segura que yo no corría el riesgo de haber perdido mi virginidad como Emily, tampoco tenía con quien haberlo hecho de todos modos. -Pelirroja de nacimiento y ojos grises... opacos.- Completó la monja, asqueada de mi apariencia. -Es muy sumisa y pondría mis manos al fuego por afirmar que se portará bien.-

-Estoy interesado en ella.- Anunció un hombre alto, robusto, con el cabello engominado hacia atrás. Se acercó a mí peligrosamente. -Pero primero necesito revisarla.- ¿Ah? No entendí a lo que se refería, pero la monja lo aprobó. El hombre sonrió maliciosamente y acercó una mano a mi pecho, su intención era meterla dentro de mi blusa, pero me alejé escandalizada. Él gruñó molesto.

-¡Mocosa compórtate! ¿Quién te crees para privar al señor? O te dejas manosear ahora mismo o te despides de tus cachibaches de dibujo.-

-Lo lo lo siento.- Tartamudeé con la cabeza baja. Nunca antes me habían tocado como ese señor quería, algo dentro de mí no quería que lo hiciera, pero sabía que no había opción.

-Ven acá.- Me ordenó el señor señalándome el piso impacientemente. Me acerqué a él con la mirada al suelo y él me agarró bruscamente la cintura para jalarme hacia su cuerpo imponente. Metió esta vez con descaro su mano dentro de mi sujetador y amasó mis pechos toscamente. -Uhmm sí, me la llevo.- Ronroneó satisfecho. Alcé la cabeza y me encontré con las miradas de lástima de todas mis compañeras. No, esto no me estaba pasando a mí, no podía ser. Por favor que esto sea una de las tantas pesadillas que he tenido sobre esto, que una de las monjas me despierte a gritos como tantas veces habían hecho y que pueda levantarme de este mal sueño. No me quería ir de aquí, aunque odiaba este lugar, ya me había acostumbrado a todas las cosas que aborrecía. Ya me acostumbré a la mala comida, a los trabajos forzados, a las monjas corruptas, hasta a Twigall. No me importaba que aquí me traten mal, porque estoy segura que en los ojos del señor veo que me tratará peor. A la mierda, no quiero nada de esto, simplemente no quiero vivir mi vida, por lo menos Emily conoció lo que es el verdadero amor (si es que existe, porque según las monjas no existe), pero yo no he tenido nada bonito, nunca nadie me ha tratado con cariño. En este momento no sé que es peor, si haber conocido el amor profundamente durante poco tiempo, como Emily o nunca haberlo conocido, como yo. Tal vez mi ventaja es que no voy a tener que rebanarme los sesos pensando en que será de la persona que amo cuando me vaya, en cambio Emily seguramente no aguantará el llanto de imaginarse como estará Drew en cuanto se levante del sueño forzado. Seguramente él buscará la forma de verla o tal vez se mate, pero eso yo tampoco lo sabré porque yo también me voy. Me han comprado.

Una vez el hombre alto le entrega un cheque a madre Martha, me agarra del brazo y me jala bruscamente. Cuando salimos de la sala no me despido de nadie, simplemente veo a unas cuantas monjas caminando por los pasillos y una se le acerca a mi comprador.

-Buena elección.- Aprueba la monja. -Ella es tranquila, seguro se le hará fácil sobrellevarla. ¿Quiere que la duerma o prefiere llevársela así?- El hombre que ahora me doy cuenta tiene ojos marrón intenso me estudia un momento y luego niega con la cabeza.

-Me la llevo consciente.- Me tenso visiblemente. Esto me aterra, ¿Por qué me tocó esta vida? No la merecía.

Me jaló de la mano por todo el orfanato hasta que en una baldosa mal puesta me tropecé y él suspiró exasperado y me arrastro del cabello.

-Me duele, me duele. Por favor suéltame.-

-No me importa.- Respondió impasible.

-Por favor, suéltame.- Me dio una bofetada y siguió arrastrándome.

-Tu boca es demasiado mugrienta como para que me tutees. Y considera esto como castigo por haberme rechazado en tu presentación.-

-Lo siento, pero no estoy acostumbrada a que me toquen.- Murmuré bajito. Por fin llegamos al pie de un auto negro con vidrios tinturados del mismo color.

-¿Qué esperas? Entra.- Dijo seco. Yo me quedé parada con dubitación, no estaba segura de subirme al auto de un extraño. Él suspiró exasperado y abrió la puerta trasera. -No me estás obedeciendo y eso no te conviene.- Me advirtió. Esto era inevitable, pensé. Subí con la cabeza gacha al auto y me senté tímida.

El hombre que ahora era mi dueño se subió tras mío y se sentó mirándome con furia. -No me hagas que te castigue el primer día Claire.- Me tensé y bajé por más imposible que pareciera la cabeza. -Déjame explicarte en qué consistirá tu vida desde ahora.- Me propuso sin siquiera mirarme, vi que el chofer que iba manejando me miró con pena por el espejo retrovisor. -Desde ahora tú no decidirás nada, ni siquiera tu ropa, ni lo que te guste o no, haces lo que yo te diga cuando te lo diga cómo te lo diga, sin rechistar ni opinar.- Eso ya me lo esperaba.

-¿Y qué tengo que hacer además de eso?- Pregunté cohibida.

-Ser mi acompañante. Harás de mi pareja en reuniones importantes, pero no creas que por eso vales más, simplemente es porque no tengo tiempo para andar buscando pareja, y mi padre está últimamente empeñado en joderme la vida.- Sobó sus sienes frustrado. -Tu deber también será ser mi mujer en la cama, no me interesa cuantos años tengas, y ni creas que por eso tendré compasión de tí porque si no me obedeces como las monjas me aseguraron, te prometo que te arrepentirás.- Tragué saliva y no volví a hablar hasta que llegamos a una mansión que tenía el patio lleno de guardias, por dentro la fachada tenía un lujo que nunca me hubiera imaginado ver en mi vida. El señor que aún no sabía su nombre apoyó una gran mano en la parte baja de mi espalda y me llevó a una habitación en la planta baja, al entrar me esperaba ver algo diferente, pero en su lugar me encontré con un cuarto con una cama, eso era todo. No espejos, no ventanas, no televisión, no nada. Fruncí el ceño y no pude evitar preguntar.

-¿Qué es esto?-

-Te dije que te castigaría.- Posó sus oscuros ojos en mí y un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

-Dalia Green-




5 comentarios:

  1. Seguila, amo tu novela la leí un montón de veces cuando estaba en wattpad, me eh quedado hasta las 4 de la mañana por leerla❤ y cuando la sacaron casi me largo a llorar😢 espero que puedas subir más seguido acá. Besitoo

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  2. o Dios amo esta historia siguela porfavorrr xfavorrr

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